viernes, 1 de abril de 2016

veinte pasos, diez minutos, 1,70 m

Estás esperando.
Siempre esperas.

Infinita paciencia que a veces me saca de quicio.

Te veo desde fuera.
Hace uno de esos días absolutamente primaverales.

Tú sigues esperando.

Miro el reloj.
Diez minutos

Yo no esperaría tanto.

Yo no esperaría.

Me saca de quicio tu paciencia, ahora infinita.

No soy tan buena.

Calculo la distancia en pasos que nos separa:
veinte.

Veinte pasos.

Visto así desde aquí,
desde esta parte del cristal,
pareces mercancía.

Visto así parece que cualquiera,
yo misma podría comprarte.

Visto así parece que cualquiera,
ella misma podría acercarse a ti
y decirte cosas como las que yo te he podido decir,
como las que te he dicho
para que tú estés ahí,

esperándome.

Hay algo en ti,
algo que tú me has dado
algo que guardas entre el abrigo y las servilletas escritas
que hace que creas que me perteneces.
Ese algo hace, también,
que siempre me esperes

Me saca de quicio.

Nunca te pedí que me esperases.
Nunca te pedí tu paciencia infinita.

Una devoción
para alguien que no la quiere.

No quiero tu devoción.
No quiero tu paciencia infinita
Es un gran regalo con un lazo
que se canjeará en algún otro momento.

Odio tanta amabilidad.
Es, en última instancia, una forma cruel de ego.

No soy tan buena, no soy
tan valiente.

Estos veinte pasos que nos separan son ahora infinitos.

Tengo una herencia nefasta pero soy mejor que mi herencia.
Aun así no soy tan buena.
No tan buena como tú
Haces que me sienta incómoda,
culpable de ser instinto.

Tengo 1,70 de libertad
y deseo que estos veinte pasos sean un profundo precipicio.
Es abrumadora tu paciencia,
cansada tanta racionalidad,
y se torna en frío.

No administraré tu devoción.
Es tuya.
Haz con ella lo que quieras.

No hay ternura en mí para tu devoción y paciencia.

Cuando todo se haga añicos,
estos diez minutos de espera serán el precipicio.
Serán tu espada
¡Damócles!

Pero ahora sólo diez minutos y veinte pasos.

Cuando llegue te daré un beso,
asumiré mi altura,
asumiré también que soy lo que ven tus ojos,
que estoy dentro de tus ojos encerrada en 10 minutos
y veinte pasos.