viernes, 22 de marzo de 2013

Diario de la pérdida y el deseo: marzo, 22

Te susurro en una torpe mañana de primavera, en una mañana de marzo aún fría: buenos días, a m o r  y beso tu espalda desnuda.
No es abril todavía pero no queda mucho. Todas las canciones que conozco de abril hablan de una pérdida, de una de esas pérdidas adultas y burguesas que dejan ese sentimiento de vacío e insatisfacción. Tengo treinta y cinco y soy una burguesa precarizada con ese extraño sentimiento, que decidió prestarme A por unos días, sin tener claro qué es lo que perdí en el viaje que hago contigo y sin tener claro por qué me siento insatisfecha. Pero no es abril así que no hablaremos de pérdida. Aún es Marzo, pero hoy hace frío así que tampoco hablaré de  esos días de primavera brillantes y cálidos que adormecen los parpados y hacen estallar los almendros.
Leíamos a Bukowski cuando andábamos follando entre portales. Tengo uno de sus libros en la mano. Nos salvamos de dos naufragios que se escondían debajo del sofá con el monstruo de las pelusas, porque aún le teníamos miedo. Adormecíamos los miedos susurrándoles canciones de amor y pena; éramos así, éramos adolescentes promiscuxs. Andábamos también entre Lo peor de todo, Héroes, Caídos del cielo, unos testamentos que alguien traicionó, mujeres suicidas rubias y accidentes de coche para hombres que hablan de los rebeldes. Todo brillaba con ese extraño brillo que tienen las noches de borrachera, las noches de lluvia cálida.

Me gustabas tanto que no daba abasto. No quiero volver a quererte así, es una decisión adulta que sé que puede que no cumpla nunca.

Los días pasan más deprisa de lo que quisiera y el romero que plantamos en el balcón para los buenos augurios esta dando flores todo el año. ¡Mira!, ahora está en flor y se le ha quedado pequeña la maceta.
Suena el calentador del agua y la extraña melodía del vals que nos regalamos está suspendida entre estas cuatro paredes que llamamos casa. Ronroneamos como los gatos y confiamos en una extraña seguridad que es más inventada que real. Te quiero, pero a veces se me olvidan estás cosas. ¿Me quieres?
Me gustan más los reflejos que lo que hay detrás del espejo, así que puedes contarme una media mentira. Seré  adulta, seré madura y me la creeré. Te agarro de la mano y paseamos entre una ciudad que duerme al lado de un río con cuatro cisnes. Las parejas mixtas pasean por la misma orilla del río, se parecen tanto a nosotrxs que me asusta tanta normalidad. No quiero más paseos por la orilla dándonos la mano, y te susurro una verdad a medias que sea compatible con tu media mentira. Entre verdad y mentira, llegaremos a casa y desarmaremos tanta normalidad entre epiteliales, siliconas, salivas, músculos y gemidos aprendidos. Silenciosamente nos dormiremos nuevamente, semejándonos a las parejas que paseaban por ese río con cuatro cisnes. Tengo miedo a ser aquello que no soy, tengo miedo a caer irremediablemente en los brazos de la normalidad.

lunes, 18 de marzo de 2013

Cosas que hacer con el endometrio el día del padre

Creo que voy a matar al padre, de una manera muy freudiana. Creo que voy a matar al padre el día del padre, ofreciendo lo que aprendí en un FP de agricultura ecológica.

Voy a matar al padre y todo lo que el padre representa en la sociedad española y castiza en la que vivo. Ancho es el campo sembrado y he decidido que voy a matar al padre ofreciendo el dolor menstrual, porque es un dolor que le pertenece a él y a todos los hombres con pollas naturales, con pollas que quieren ser naturalizadas haciendo que muchos coños sufran dismenorrea.

Voy matar al padre. Voy a ofrecerle primero toda la sociedad tanática en la que nos hemos construido. Una sociedad donde prevalece el valor de la muerte frente al valor de la vida. Donde sale más a cuenta matar o dejar morir que salvaguardar y cuidar. Y con  todo lo que he aprendido en el FP de agricultura ecológica  de los hombres que trabajan la tierra, la aran y la penetran con maquinarias producto de evoluciones catastróficas, voy a matar al padre. Le araré y le penetraré con arado de doble vertedera. Es mi nuevo tantra.

Voy a matar al padre que educa sin respetar el pasado, ni el futuro; voy a matar al padre y, con el padre, a todos los padres.

Voy a matar al padre con el sistema de producción agrícola-ganadero, donde la vida dura cuatro años, los recién nacidos son sacrificados y los campos tienen que ser vírgenes, siendo ocupados solamente, por las semillas que el padre ha dejado con una sembradora hidráulica directa. Voy a utilizar la sembradora directa para perpetuar esta nueva especie. Él la incubará y la cuidará porque, como dice el padre, así han de ser las cosas.

Voy a matar al padre con el ciclo astral de las ovejas poliéstricas estacionales de fotoperíodo corto; con el ciclo astral de la vaca; voy a matar al padre con su estro, metaestro, diestro y proestro.

Voy a matar al padre con la placenta de los que nacen muertos, como si de un ritual de la Cienciología se tratase. Seré Tom Cruise travesti.

Voy a matar al padre con todas las imágenes científicas, y con todas las fotos científicas de úteros cientificados.

Voy a matar al padre con ciencia y a conciencia para salvaguardar todas las especies, todas las diferencias, todas las divergencias, todos los etcéteras.

Voy a matar al padre y voy a empezar por aquí, con  el calzoncillo manchado de endometrio de mi novix.


miércoles, 6 de marzo de 2013

Diario de la pérdida y el deseo; Marzo 5

A veces podrías ser cualquiera. A veces podría sustituirte por cualquiera que estuviese dentro de mi calendario pirelli personal. Por cualquiera de esxs en lxs que nadie piensa cuando piensa en el cajón desastre qué es ser mujer. No lo puedo evitar. Sé que lo haría, a veces, con cualquiera que se pareciese al reflejo de lo que eres. Lo haría sin cargo de conciencia, sin remordimiento pequeño burgués; en un baño, en nuestra cama, en un hotel  AC cualquiera de cualquier ciudad oscura con un montón de mujeres viudas que celebran el día de la mujer trabajadora con abrigos de piel color camel.
A veces te cambiaría por cualquiera de esxs butch, de esxs Tomboy, de esxs garrulxs poligonerxs cuatro por cuatro o por cualquiera de esxs mamarachxs que se travisten de mujer para reírse de ellas, de las mujeres viudas de abrigos de piel color camel. Lxs mamarrachxs poseen esa característica prohibida para cualquiera que haya nacido con el sexo mujer y quiera tener el género mujer, eso me resulta atractivo. 
No tengo criterio ante esas poses, no tengo elección. Ante esos cuerpos solo soy un montón de hormonas adolescentes que abren mucho el coño. Pornografía.

No puedo dejar de desear aquello que me recuerda a ti y, además, no me importa desearlo de esa manera tan marica, tan irracional, tan destroyer, tan superficial y objetualizable.
Lo siento pero soy así. Lo haría con cualquiera que llevase corbata, zapatos de cordones y un montón de testosterona química. Lo haría con cualquiera que llevase prótesis para hacer ostentación de su masculinidad. Me desarman, me vuelvo vulnerable y no me importa lo más mínimo. Puedo ser violenta e incluso incomoda. Lo sé, pero no puedo evitarlo, tengo ese carácter a lo Brian Kinney, con dos tetas, un coño y abusivo pintalabios rojo. 
Mi homenaje al día de la mujer es trabajarme un polvo con una butch, es la única manera que entiendo para homenajear el día de la mujer. Pensar en echar un polvo con alguien que me mira de medio lado desde la barra de un bar de ambiente con música de fondo pasada de moda y olor a ambientador de fresa. Echar un polvo mientras pido un tequila para tragarme el miedo al rechazo, mientras abuso de mi condición de exageración de lo femenino. Un polvo entre conversaciones banales, que lo único que quieren es descubrir la manera para poder llevarlxs a la cama sin mucha complicación y melodrama, sin mucho amor, sin mucha poesía. Despacio, eso si, para saborear el momento en que se van bajando las voces para rozar la piel del lóbulo de la oreja. Despacio para saborear mi narcisismo enfocado a convertirme en el objeto que deseas, despacio para saborear mi fetichismo sobre cada cosa, cada prótesis que utilizas para marcar un género que no te pertenece. Despacio para observar el color de la goma de los calzoncillos y poderte poner la mano en el paquete diciéndote qué es lo que quiero. Abusar del poder que nunca he tenido me pone bastante. Sentir que mi precio en el mercado puede bajar en función de la cantidad de alcohol y en función de lo que me ponga cualquier persona que no seas tú, pero se parezca a ti y me folle de esa manera. Sentir que el objeto objetualiza convirtiendo lo que observa en fetichismo pornográfico me pone, me pone mucho. Y me recreo a veces cuando voy en el coche y sale esa canción, con unx tú fotografiadx en mi cabeza de manera completamente pornográfica, y con otrxs que brillan como tú. Soy simple, pero encontrar el deseo y hacerlo mio me costó. Despacio también me gustaría mentirte, decirte que soy delicada y sofisticada, que me parezco a cualquiera con la que alguna vez hayas querido follar y no hayas podido. Despacio te puedo vender el cuento del príncipe y la princesa que comen perdices, lo puedo hacer despacio con conciencia y después, al día siguiente, decirte que todo esto era mentira y quedar con palabra de caballero, mientras me visto y observo tu espalda. La espalda, que ha sido surcada por mis dedos y mi lengua.
Despacio te puedo decir que es un cuento trágico, que tiene un final triste, te lo puedo decir muy despacio, para intentar convencerte de que queremos echar un polvo. Pero el final será siempre el mismo, te cambiare por cualquiera que se parezca a otra tú, te cambiare por el reflejo de cualquiera que me folle como tú, y al día siguiente, sin mucho afán, sin mucho entusiasmo me levantaré sin hacer ruido (es para lo único que me puedo comportar como una señorita en estos casos), me vestiré y llegaré a un acuerdo contigo, conmigo, para seguir buscándote incansablemente, insaciablemente en cualquiera que se parezca a ti, porque en el fondo soy una romántica sentimental.