El tiempo se dilata en la habitación.
Los jacintos morados caen en el suelo y las orillas están tranquilas.
No hay ya casi historias épicas.
Quién quiere la épica y sus verdades absolutas.
Quién quiere la tragedia si una sitcom puede resolver todas las preguntas.
No hay ya historias que cuenten historias.
Solo queda la metaficción.
Comer-devolver-cagar constantemente
No hay creación en la habitación donde el tiempo se dilata y
la post-modernidad ocupa el espacio de la discusión.
Meta-discurso en pareja.
Suena una canción que no tiene un origen claro
Clio susurra la narración hecha de realidades subjetivas y echa realidades subjetivas.
Clio muere en el silencio
No hay épica, no hay tragedia, no hay ficción
y no hay tampoco historias.
No hay dolor sino hay recuerdo ahora.
Ahora que los jacintos morados caen al suelo y están tranquilas todas las orillas.
Cualquiera puede ocupar la habitación que dilata el tiempo
y el tiempo es la sangre de la herida no cicatrizada del costado.
No hay promesas de resurrección.
No hay promesas de fama.
La fama es propia de la épica, de la tragedia,
del poema que se cuenta, del que se lee.
Y ésta bien pudiera ser la historia de una pareja
que está en una habitación dilatada por el tiempo
y con dos musas susurrando en sus dos oídos izquierdos
que ya no hay melancolía,
definitivamente.
Un cara sin rostro es la trampa para empezar a contar.
¿Sabes tú cómo es esta historia?
El hilo tejido lo tiene la parca.
Nuestra pareja
está tan desesperada
que provoca la ternura;
pero tú, lector, no tienes ternura.
Y tampoco yo, que soy quien cuenta ahora este cuento.
La pareja que esta en la habitación que dilata el tiempo.
La pareja que tiene dos oídos izquierdos.
La pareja cuyo hilo atesora la parca tiene dentro de sí toda la ternura del mundo.
Es sólo que aún no lo sabe.
Los jacintos morados caen en el suelo y las orillas están, siguen estando tranquilas.
Este es el decorado de la última sitcom de moda.
El decorado de la última comedia de situación que seguro que ya has visto.
Nunca fui esa rubia
Se guardan las ganas que me quedaron de ser blonde,en un cajón desastre de disfraces
lunes, 23 de enero de 2017
No seré más tú hijx
Para ser madre hay que
tener hijos;
Para ser madre hay que tener hijas,
ser
mujer,
tener familia.
Hay madres que no
encuentran sus hijos.
Hay madres que no encuentran a sus hijas.
Hay madres que no encuentran a sus hijas.
Madres sin familia,
Madres patria,
madres patrias.
madres patrias.
Hay madres que no tienen
hijos.
Hay madres que no tienen hijas.
Pero no hay hijas
Pero no hay hijos sin madre.
Toda hija,
todo hijo
todo hijo
tiene una madre.
Se puede ser niño,
niña y no tener madre;
pero no se puede ser hijo,
pero no se puede ser hijo,
hija sin madre.
Toda hija,
Todo hijo
Todo hijo
tiene una madre.
“Madre no hay más que una y
a ti te encontré en la calle”.
En la calle no están las madres sino los hijos,
las hijas que son la calle para las madres.
las hijas que son la calle para las madres.
La calle es el espacio donde se puede carecer de identidad
La calle como un espacio
sin identidad
Sin deseo,
sin yo.
sin yo.
La calle como una duna
móvil.
Calle duna móvil.
Calle duna móvil.
En la calle hay anuncios
que hablan de madres.
En la calle hay anuncios
que hablan de hijos,
de hijas.
No seré más una hija.
No seré más un hijo.
Tu hijo, tu hija.
No te llamaré "madre".
Sin tu nombre, madre
¿Puedes desaparecer?
Si no te nombro, madre,
Si no te nombro, madre,
desaparecerás.
Si no me nombro "hijo", "hija",
¿No puedo ser huérfana,
huérfano de madre, madre?
huérfano de madre, madre?
No hay madres,
Ni hijos.
No hay hijas
No hay hijas
y solo esta la calle
y es tan grande y hay en ella tanta gente...
y es tan grande y hay en ella tanta gente...
Matar al padre,
a la madre.
Matar al testigo que es el
hijo
al testigo que es la
hija.
¿Qué queda si no hay testigo?
Si se mata con él la herencia
y la Historia.
¿Qué queda si no hay Historia?
¿Qué somos si no hay herencia?
No hay identidad que llevar
sobre los hombros
No hay identidad que
aguante esta calle.
El líquido, el orín.
No volveré a hablar de madres, de padres.
Hablaré de la calle
y de la masa que son los
hijos;
de la masa que son las hijas cuando desaparece la identidad de nombrarlas:
de la masa que son las hijas cuando desaparece la identidad de nombrarlas:
Hija.
Hijo.
Hijo.
Te quito el peso, madre, de
ser mi madre.
¡Se libre!
No eres mi madre.
No te nombres como madre.
No tienes hijas ni hijos.
Porque, lo siento mucho, madre,
pero yo ya no soy tu hijo,
yo ya no no soy tu hija.
pero yo ya no soy tu hijo,
yo ya no no soy tu hija.
No me llames.
No soy el nombre que sale de
tu boca.
No soy el nombre, sino el verbo y,
porque me narro no formo parte de la decoración.
porque me narro no formo parte de la decoración.
Esta decoración que llamas Casa, familia, patria.
No hay hogar para los
malditos,
No hay hogar para quienes no nos nombramos como
hijo,
como hija.
como hija.
Sé lo que quieras ser pero deja que me vaya.
Me libero de mi destino,
de mi identidad de hija,
de mi identidad de hijo,
De ser nombrada tu hija
De ser nombrado hijo tuyo.
No te pertenezco.
No te debo la gracia que es
la vida.
Una vida que no pedi pero
que ahora es la mía.
Lo sé.
Soy yo quien no la quiere
quien la desprecia.
quién no se nombra.
Siento el daño que te causa la libertad de no ser más
mi madre.
Siento el dolor que te genera mi desprecio.
El desprecio de no querer
nombrarme como hija,
como hijo.
Siento no poder encontrar
la paz en eso que llamas Casa, familia, patria.
Duerme tranquila en la
habitación porque una madre nunca es
responsable.
Una madre no es responsable.
Nunca es responsable
Nunca es responsable
de no querer tener hijos,
de no querer tener hijas.
Duerme, duerme tranquila.
Duerme sin culpa.
Casa, familia, hogar
Eco
Recuerda siempre que yo soy quien no se nombrara más
como hija.
miércoles, 6 de julio de 2016
Escamas
Paternalismo: tendencia a aplicar las formas de
autoridad y protección propias del padre en la familia
tradicional a las relaciones sociales, políticas y laborales
Cuando el testamento sea leído
no habrá herencia para los fuertes.
Cuando el testamento se firme
no habrá futuro para los valientes.
Me dijeron: habra Serpientes
en la cuna donde nazcas.
Me dijeron: llegarás con el pecado
y tú les recordarás su pecado.
Llegue entre Serpientes
pero nací con su marca.
Me susurraron para que yo encarnara
su culpa.
Me incitaron para que asumiera
su destino.
PRIMOGÉNITA
Lo peor que le puede pasar al padre
es rechazar,
Rechazar su destino.
Lo peor que le puede pasar al padre
es rechazar.
Rechazar su marca.
Repté mis caminos en horizontes
subterráneos y húmedos.
Cuando el testamento se firme
quedaré exenta de asumir su culpa.
Nací entre Serpientes.
Al padre le debo formarme en torno a lo que se odia.
Le debo formarme con la venganza
Secreta
de saber que no le debo nada.
Solucioné mis culpas con el destino que me ofrecieron.
Rechacé el castillo para salvar mi alma.
Mi alma.
Mi alma marcada por su pecado.
Tracé lineas invisibles
entre los límites de su territorio.
Ciega,
creé una frontera para que pudiera habitar
el rojo de la venganza.
Mi poder
reside en saber el derecho
que tengo de odiarte y no ejercerlo.
Mi poder
reside en saber el derecho
que tengo de utilizar el rojo de la venganza
y no hacerlo.
Mi poder
reside en que nací con el pecado en un nido
lleno de Serpientes.
Las Serpientes sanaron la herida que dejó tu marca.
Las Serpientes compraron tu pecado y
lo convirtieron en saliva, proteínas y polipéptidos.
Las Serpientes me enseñaron a mudar de piel.
Piel fría, áspera y dura
Tengo un mapa trazado con el recuerdo
de tu culpa en mi cuerpo.
Escamas.
La mancha de mi costado,
el lunar de mi cuello,
mi ligero pie griego,
el tamaño de mis manos,
la textura de mi pelo.
Tengo un mapa obsoleto que trazaste para mí
con odio.
Mi venganza, roja, para mi sangre fría
reside en dos pequeños colmillos
con alvéolos.
Mi venganza reside en mudar de piel y
sanar tu herida.
viernes, 1 de abril de 2016
veinte pasos, diez minutos, 1,70 m
Estás esperando.
Siempre esperas.
Infinita paciencia que a veces me saca de quicio.
Te veo desde fuera.
Hace uno de esos días absolutamente primaverales.
Tú sigues esperando.
Miro el reloj.
Diez minutos
Yo no esperaría tanto.
Yo no esperaría.
Me saca de quicio tu paciencia, ahora infinita.
No soy tan buena.
Calculo la distancia en pasos que nos separa:
veinte.
Veinte pasos.
Visto así desde aquí,
desde esta parte del cristal,
pareces mercancía.
Visto así parece que cualquiera,
yo misma podría comprarte.
Visto así parece que cualquiera,
ella misma podría acercarse a ti
y decirte cosas como las que yo te he podido decir,
como las que te he dicho
para que tú estés ahí,
esperándome.
Hay algo en ti,
algo que tú me has dado
algo que guardas entre el abrigo y las servilletas escritas
que hace que creas que me perteneces.
Ese algo hace, también,
que siempre me esperes
Me saca de quicio.
Nunca te pedí que me esperases.
Nunca te pedí tu paciencia infinita.
Una devoción
para alguien que no la quiere.
No quiero tu devoción.
No quiero tu paciencia infinita
Es un gran regalo con un lazo
que se canjeará en algún otro momento.
Odio tanta amabilidad.
Es, en última instancia, una forma cruel de ego.
No soy tan buena, no soy
tan valiente.
Estos veinte pasos que nos separan son ahora infinitos.
Tengo una herencia nefasta pero soy mejor que mi herencia.
Aun así no soy tan buena.
No tan buena como tú
Haces que me sienta incómoda,
culpable de ser instinto.
Tengo 1,70 de libertad
y deseo que estos veinte pasos sean un profundo precipicio.
Es abrumadora tu paciencia,
cansada tanta racionalidad,
y se torna en frío.
No administraré tu devoción.
Es tuya.
Haz con ella lo que quieras.
No hay ternura en mí para tu devoción y paciencia.
Cuando todo se haga añicos,
estos diez minutos de espera serán el precipicio.
Serán tu espada
¡Damócles!
Pero ahora sólo diez minutos y veinte pasos.
Cuando llegue te daré un beso,
asumiré mi altura,
asumiré también que soy lo que ven tus ojos,
que estoy dentro de tus ojos encerrada en 10 minutos
y veinte pasos.
Siempre esperas.
Infinita paciencia que a veces me saca de quicio.
Te veo desde fuera.
Hace uno de esos días absolutamente primaverales.
Tú sigues esperando.
Miro el reloj.
Diez minutos
Yo no esperaría tanto.
Yo no esperaría.
Me saca de quicio tu paciencia, ahora infinita.
No soy tan buena.
Calculo la distancia en pasos que nos separa:
veinte.
Veinte pasos.
Visto así desde aquí,
desde esta parte del cristal,
pareces mercancía.
Visto así parece que cualquiera,
yo misma podría comprarte.
Visto así parece que cualquiera,
ella misma podría acercarse a ti
y decirte cosas como las que yo te he podido decir,
como las que te he dicho
para que tú estés ahí,
esperándome.
Hay algo en ti,
algo que tú me has dado
algo que guardas entre el abrigo y las servilletas escritas
que hace que creas que me perteneces.
Ese algo hace, también,
que siempre me esperes
Me saca de quicio.
Nunca te pedí que me esperases.
Nunca te pedí tu paciencia infinita.
Una devoción
para alguien que no la quiere.
No quiero tu devoción.
No quiero tu paciencia infinita
Es un gran regalo con un lazo
que se canjeará en algún otro momento.
Odio tanta amabilidad.
Es, en última instancia, una forma cruel de ego.
No soy tan buena, no soy
tan valiente.
Estos veinte pasos que nos separan son ahora infinitos.
Tengo una herencia nefasta pero soy mejor que mi herencia.
Aun así no soy tan buena.
No tan buena como tú
Haces que me sienta incómoda,
culpable de ser instinto.
Tengo 1,70 de libertad
y deseo que estos veinte pasos sean un profundo precipicio.
Es abrumadora tu paciencia,
cansada tanta racionalidad,
y se torna en frío.
No administraré tu devoción.
Es tuya.
Haz con ella lo que quieras.
No hay ternura en mí para tu devoción y paciencia.
Cuando todo se haga añicos,
estos diez minutos de espera serán el precipicio.
Serán tu espada
¡Damócles!
Pero ahora sólo diez minutos y veinte pasos.
Cuando llegue te daré un beso,
asumiré mi altura,
asumiré también que soy lo que ven tus ojos,
que estoy dentro de tus ojos encerrada en 10 minutos
y veinte pasos.
sábado, 12 de marzo de 2016
diario de la pérdida y el deseo: 12 de marzo
No volverá a ocurrir. Eso dijiste hace unos años, hiciste la promesa de no tener que volver a hacerlo, justo aquí donde estas ahora. Dijiste, en este lugar nunca más, eso nunca más. Pero el engaño es propio del ser que es humano, como lo es la verdad. Creí, que esa parte que me contaste en este lugar era la parte de la verdad, la verdad de todo lo que ocurría. Ingenuidad de primeriza. Pero me equivoque y sé ahora, que la verdad está sobrevalorada, sobre todo cuando la verdad parte de quién tiene el poder y el privilegio. Se que la verdad es la otra cara de la mentira y que a veces la mentira es más grande, más fuerte y mas verdad.
Vendrán tiempos mejores me dijiste, y vi que el tiempo se escurría entre las manos y nunca llegaban.Vi el tiempo escurrirse en sueldos, en billetes de cincuenta.
Es algo inevitable.
Es la elección entre dos males, entre dos tragedias.
Es inefable e inevitable, y alguien tiene que hacerlo.
Matar al perro porque no se puede curar la rabia. Curar la rabia, intentar no matar al perro.
Cuando pasa eso, se produce la resolución trágica, la resolución final, sin poder tener elección. Y alguien siempre tiene que hacerlo, alguien tiene que tomar la decisión de matar para no morir, de luchar para no perder, de disparar para no acabar muerta de desidia en la mazmorra de la comodidad burguesa.
Después, siempre después de la fiesta alguien recogerá el confeti, y los trozos de tarta y los platos sucios de chocolate y pasteles. Alguien recoge las guirnaldas y las guardará en una bolsa negra.
Es un abismo la movilización hacia la acción de ruptura, es lanzarse al precipicio confiando que la caída será el proceso en si mismo y que caer es el emblema de la propia resurrección. Ser Mefistófeles como la mejor solución para el sistema que impuso Dios,el sistema que impuso el padre, el sistema que impuso la sangre, que es familia y es herencia y es apellido. Confiar en la caída, Confiar en la ruptura, en la lucha del adiós, para poder sustituir la anestesia de la tranquilidad por la acción como único valor. La acción en dirección al pasado, la acción en dirección al mismo presente, la acción hacia el futuro consensuado, hacia el futuro sin jerarquía al futuro sin el padre generoso que nos dio el paraíso a modo de sitcom.
Amputar los recuerdos de los buenos tiempos, porque son lastres de mentiras contadas como verdades. Puños de verdades sobrevaloradas. No existe el perdón para quién elije la caída constante al vacio del presente continuo y del futuro simple. Para que no duela,confiar en la amputación del pasado, confiar en que el paso gestara sin recuerdo este presente que ahora decido de manera violenta, para poder recoger los restos de la fiesta de mi quinto cumpleaños.
Y ahora estas otra vez aquí, ahora estás delante de este espejo diciéndote, otra vez, como Sísifo, nunca más, en este lugar nunca más. Resolviendo los mismos agujeros negros que te prometiste no resolver, jamás, nunca más. Los agujeros negros de las cenas familiares, los agujeros negros de la madre y el padre, los agujeros negros de la distancia entre hermanas, los agujeros negros que quedan después de los finales de fiesta, del confeti, de los trozos de tarta, de los platos sucios de chocolate y pasteles. Los agujeros negros de las sitcom del paraíso del padre, los agujeros negros de la comodidad burguesa, los agujeros negros del tiempo que se escurre entre las manos, entre los sueldos y los billetes de cincuenta.
jueves, 18 de febrero de 2016
un folio
Somos inmortales porque te nombra este texto.
Apareces en estas líneas
¡Lee!
No moriremos nunca porque tú nombre
es cada una de estas
letras que ahora escribo
¡Pronúncialas!
Estás condenado a estar conmigo mientras exista este texto
Eternidad
En un folio en blanco lleno de nuestros nombres
Eternidad es el lugar que ocupan las fotos del segundo
estante
Eternidad es el tiempo medido con un reloj de arena
Pasearemos siempre por un jardín
del norte de Inglaterra cerca de escocia
Ahora, en este momento estamos en ese jardín
¡Huele esa flor rosa!
Siempre
Fundidos entre el papel
Fundidos entre las consonantes
Que caen por la esquina de este te texto
Columpiándonos en las vocales del miedo
Sonreiremos para esta foto
Dos chinchetas en las comisuras de los labios
Para poder sonreír
Sepia.
miércoles, 10 de febrero de 2016
Escena
Ella llamará a su puerta. Están a
finales de Abril y ese mes ha sido lluvioso y cálido. Olerá a lluvia cuando
llame a su puerta.
Lleva la lluvia con ella.
Le abrirá la puerta de un
apartamento cualquiera y céntrico. Le abrirá la puerta de un pequeño
apartamento de una gran metrópolis. Y olerá, olerá su olor a lluvia y
contestará con un ligero erizar de las epiteliales apenas perceptible.
Languidece ante su presencia y no
lo sabe. Pero cree que podría ser cualquiera que ocupase ese espacio y oliese a
lluvia.
Un rostro en el reflejo de un
autobús.
Estará calada hasta los huesos. Y
entrará despacio en el apartamento todo él, blanco y tan céntrico. Observará las esquinas, observará los marcos de las ventanas. Buscará los lugares más
oscuros que pueda encontrar en ese apartamento impoluto, antes de entrar.
Hola en un susurro tejido sobre
su cuerpo. Material protéico de sus encimas.
La dejará entrar y observará sus
pisadas de agua en el suelo del apartamento impoluto, céntrico y blanco.
Observará cómo gotea. Duda de la existencia de su cuerpo de agua mientras la ve
recostarse en el sofá. Sonreirá porque cree tener una quimera domesticada,
dormida en el sofá de su apartamento. Ingenuidad de los primeros tientos,
ingenuidad antes de conocerse, antes de reconocerse en cuerpos que parecen
iguales bajo la luz entrevelada de este mes de abril cálido y lluvioso. Húmedo
y oscuro.
Una bebida caliente, un torpe
beso y frases pretenciosas sobre el destino, el amor y el juego. La mujer de
agua palpará sólo con las yemas de los dedos el nuevo cuerpo que se extiende en
el sofá. Camina silenciosa con los dedos por cada pliegue de piel, silencio que irrumpe el ensordecedor sonido de la ropa
cayendo al suelo, del sonido de las
cremalleras y los botones. Anestesia con su boca todo el recorrido que su boca
hace acompañando a sus yemas.
Es un destino posible y ya
empiezan a percibirlo. Los dos cuerpos iguales se susurran frases; los dos
cuerpos perciben que es algo propio de la acción de comunicarse desaparecer en
la otra para poder entenderse en el movimiento entrecortado.
Es torpe y es brillante. Es
cálido y lluvioso, húmedo y oscuro como el mes de abril, como la mujer de agua
y el cuerpo es también impoluto, blanco, céntrico, como un apartamento de una
ciudad cualquiera.
Desaparecen en la habitación.
Esquinas, marcos, los lugares más oscuros guardaran los cuerpos para generar
otro ser, otro ente que obligará a seguir desapareciendo en la otra con cada
intento de comunicación que haya. El existencialismo del momento se percibe
como un instante eterno.
Suena una canción fácil, mientras
recogen los restos y montan el puzzle de los nuevos seres engendrados en sus
mismos cuerpo y llenos de otras palabras.
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