Has pasado cuando el coche estaba parado en un semáforo, era un día de esos de niebla densa. Te he reconocido, como si de un ente se tratase, te he reconocido a pesar de no ser ya la persona que yo conocí. Me he sentido con cierta vergüenza, te traté tan mal. Siempre que me acuerdo de ti paso vergüenza por mi y por lo que te hice. Si dijera que no era mi intención hacerte daño te estaría mintiendo de manera cruel y sin vergüenza. Me gustabas pero no tenia ninguna intención de darte aquello que tú querías. Sólo quería dejarte en ese standby que me hacia sentirme fuerte y extrañamente sexy.
Lo siento, es algo tarde pero en mi defensa -si es que tiene defensa el jugar libremente con alguien, sin firmar un contrato para que me dejases hacerte daño- diré que me gustabas mucho, que me ponías mucho, pero yo andaba trasteando con otrxs y tú eras el segundo plato, el mismo segundo plato del que yo venía. Me convertí sin esfuerzo en aquello de lo que andaba huyendo, pero de verdad que me gustabas, incluso pensé en liarme de manera habitual contigo, pensé en que era posible que pudiéramos tener algo juntxs y ser felices con ello.
Recuerdo tu olor a cuero mojado, el olor a tabaco picado, a la colonia de tu hermano, tu pose interesante hacia dentro. Una fortificación imposible de conquistar y yo sólo quería conquistarla con un standby. Lo siento, y sobre todo lo siento por mí.
No sé por qué extrañas circunstancias el que sufre se convierte en dador de sufrimiento sin quererlo y sin complicación alguna; no sé en qué momento pude parar el rol que empezaba a desempeñar, pero me hacia sentir tan fuerte, me hacia sentir tan sexy, que me costaba dejarlo. No calculé los daños colaterales, lo reconozco, y el campo de batalla fue mi cuerpo, fue tu cuerpo y los bares a altas horas de la noche. Lo siento, no soy un buen soldado y tampoco soy un buen capitán. Lo sé porque te diste cuenta de mi trampa y te diste cuenta de que andada manipulándote para seguir dejándote en ese standby. No se me dio bien el papel de femme fatal y mira que lo intenté con todas mis fuerzas. Intenté apropiarme de lo inapropiado a través de ti, y lo hice tan mal que te diste cuenta y simplemente me convertí en una mamarracha con labios rojos de femme fatal que aún sigo llevando.
Te diré que me he construido después de las estupideces que hice contigo, porque hice unas cuantas, pero sé que si me vuelve a pasar, puede que vuelva a hacer daño, puede que vuelva a intentar sentirme fuerte y sexy aunque sea gracias a otrx tú, y yo venga de volver a ser el segundo plato de otro alguien. Después, eso sí que intentaré hacerlo mejor -en el fondo es de lo que más me arrepiento- pediré disculpas por ser a veces así, por ser a veces cruel y manipuladora y estaré a la disposición de la persona que las pida, e incluso aceptaré, que no quieran admitir mis disculpas y me volveré a construir con aquello que me avergüenza y con aquello que no me gusta de mi, porque sé que la luna tiene siempre dos caras.
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