lunes, 12 de mayo de 2014

Diario de la pérdida y el deseo; 12 mayo

Nos bañamos, el agua está tibia y parece que empieza a hacer calor, llevamos una semana de calor y tiritas, de sandalias y sol amarillo cegador.
Respiro.
Piernas entrecruzadas. Pelo mojado.
El agua caliente me pone, no puedo evitarlo. El agua me pone. Me pone notar la humedad entre la piel, entre los pliegues. Las gotas surcar la espalda,  las gotas, las gotas del pelo mojado.
La levedad del pelo dentro del agua.
Sensación de ingravidez. Soy ligera y madera a la deriva. Cuando estoy dentro del agua estoy reconfortada.
No hay decisión en dejarse llevar, es relajante como respirar profundamente un día de lluvia. Respira en un día de lluvia, abre los pulmones y respira.
De nuevo vuelvo a esta bañera con azulejos amarillos.
Me lavo el pelo, meto la cabeza dentro del agua, como una Ofelia de clase media.
El sonido del agua contra la piel. Tus piernas, tus ojos. Un dedo  tuyo en mi boca y mi dedo dentro de ti.
Una mano en tu sexo, respiro hondo, te pregunto que quieres.
El agua esta en todas partes, el agua emite destellos cuando el sol se filtra entre su materia liquida.
Me sumerjo entre el no espacio y lo cachonda que me estoy poniendo.
Multiorgasmia acuática.
Cierro los ojos y sé dónde queda el mar, lo lejos que está de mis epiteliales.
Nostalgia.
Te susurro al oído, voy a acabar enfermando de melancolía.
Echo de menos el verano y el mar.
Otro lunes cae en el calendario.

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