Paseamos bajo un cielo que amenazaba lluvia, paseamos despacio y casi lo hicimos descalzxs. La cortina del dormitorio ondeaba y Nemo hizo guardia en el quicio de la ventana. No le gusta que los extraños participen de lo íntimo.
Empezó a oler a café -el olor de la fábrica de café que está en el noroeste- y siempre avisa de que el tiempo va a cambiar. Dormimos con las ventanas abiertas y olor a lluvia. Estaba empezando a llover, todo andaba en calma y B dormía a mi lado destapadx, Nemo entre las piernas. Todo era ajeno al mundo en ese estado privilegiado que tiene el que vigila el sueño del que duerme.
El día ha despertado con el viento moviendo los molinos pero sin ningún Quijote a la vista; es un día del norte con un mar detrás de la cordillera. Desayunamos, unos buenos días en el instagram y planes de rutas entre senderos de interior.
Buenos días entre vientos y nubes que amenazan con nuevas lluvias, sin rastro de la ola de calor.
perdida, encontrada, por el bajo segura aun nos achicharramos de calor, felicidades por el blog.
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Gracias lrc, acabamos de llegar de las dunas, las sales y los flamencos.
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