domingo, 30 de noviembre de 2014

Diario de la pérdida y el deseo: Septiembre y Finales de Noviembre

Casi nunca hablas de tu pasado. Mantienes un extraño silencio que combina con mi obsesiva presencia del pasado en este presente que tenemos entre los pies.

Casi nunca hablas de quién fuiste ante de ser este quien eres conmigo. Nos conocemos demasiado, sueles decirme cuando pregunto sobre tu pasado, sobre las historias de las personas que ahora no están. Llevamos más de una década y todavía no das con la manera de hablar de lo que echas de menos. Sé que no sabes que lo sé pero siempre escondo ases en las mangas francesas de mis jerseys de topos.

Ayer subimos al monte y hablaste de ellos, hablaste de él desde el que recuerda al que ya no esta. Hacía un sol de Septiembre, ese sol donde las últimas moscas avisan, siendo pesadas, de que van a morir. Hacía calor, el verano no quiere irse de estos campos donde el maíz ya está crecido y el trigo no es trigo sino tierra seca y rastrojo. Todavía llevo pantalones cortos y sandalias.

Andamos entre las encinas y los saltamontes. No recuerdo de lo que hablamos,  ni recuerdo el tiempo que estuvimos caminando. Andaba echándote de menos mientras te agarraba la mano.
Hay algo extraño en esta manera de conocernos; hay algo extraño en lo que queda después de devorarnos en la cama tres días por semana. Ya no nos devoramos y sabes, lo echo de menos. Lo echo de menos desde este espacio que es el ser madura. Aún así, hay cierta sorpresa en verte dudar, como si aún no nos conociéramos y tuviéramos miedo a hacernos daño por lo que no contamos y por lo que callamos, por lo que enseñamos y por lo que sabemos.

A finales de este noviembre hablamos de casarnos, de formalizar el amor y los cuidados del amor; hablamos de una boda que recuerda a una película de Fellini. Hablamos de la herida que queda con los que ya no están. A veces la vida se cuenta por ausencias.

Hoy es domingo, un domingo de finales de este noviembre lleno de lluvias y de temperaturas más altas de lo que se esperan. Mañana coges un tren por la única vía que ahora está abierta. El viernes te iremos a buscar y regresaremos a todo aquello que nos quita la distancia y la ausencia que queda de la ausencia.

Cariño, ya te estoy echando de menos.






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