domingo, 28 de abril de 2013

Diario de la pérdida y el deseo: finales de abril

Torpes mañanas de abril con equivocaciones avisadas. Han llegado algunas golondrinas, pero las madreselvas aún no han florecido. Espero que se acuerden de nuestros nombres; espero que nosotrxs recordemos nuestros nombres después de cada minuto de tiempo que pasa por nuestras pieles. Todavía te recuerdo y, con el recuerdo, llega el deseo y te tengo delante. A veces el recuerdo abre la puerta del polvo nuevo, a veces el recuerdo canaliza el deseo, a veces el apredizaje del sexo crea un nuevo sexo. Me has preguntado cuándo echamos un polvo, mientras te ponías la americana y con medía sonrisa y un beso largo te he prometido un polvo después de las doce si no me convierto en calabaza y no me acuna el cansancio.

Te debía un poema que no te vas a cobrar o por lo menos que no te cobrarás aquí y mucho menos con letras tecleadas que emiten un extraño ronroneo cuando soy yo la que las pulso. Me gusta el ritmo que hacen las pausas de tu pensamiento cuando escribes. A veces me resultas reconfortante y a veces, no me tomes muy en serio -ya sabes la fama que me gasto-, cuando te observo me resultas irremediablemente irresistible.

Descanso mientras te espero.

Una foto preguntando si en un pueblo más al norte, un pueblo que esta dormido entre valles y cultivos de secano puede haber orquídeas salvajes, como esa película que me presentaste en nuestra tercera cita.
No llegas y estoy vaga. Han dado nieve para este último fin de semana de abril y mañana me enfrento a adolescentes. Nuestra comensal ha regresado a la flor morada del romero, una foto de jardines colgantes y, poco a poco, voy apresurando el ritmo del teclado para poder cerrar esta torpe, ya no mañana de abril, con una equivocación avisada.

Buenas días.


1 comentario:

  1. Anónimo4/30/2013

    "Cada orquídea se parece a un determinado insecto, que se siente atraído por ella, que la busca como su alma gemela y la poliniza, enseñándonos que el único barómetro que tenemos es el corazón". John Laroche

    Navarra no es Florida, pero abril es en todas partes. Al menos durante un rato más, hasta que te conviertas en calabaza, o eches un polvo.

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