jueves, 26 de noviembre de 2015

Diario de la pérdida y el deseo: el próximo martes

Un paseo en coche. Un coche nuevo. Una tarde soleada de Noviembre.  Sonrío, sonríes y tocamos el cielo con la punta de los dedos.
Es, por ejemplo, martes. Hablamos de viajes, de playas y de calcetines de rayas. Sonríes, sonrío y seguimos conduciendo entre los árboles vacíos, mientras suena una canción francesa que nos increpa profite.
Ahora no parece invierno, pero el invierno nos espera en la siguiente, siguiente curva. Esta delante nuestro y da miedo. Tengo miedo de las tardes soleadas de Noviembre porque debajo de las hojas se esconde el frío de las noches sin luna.
Un ciervo cruza delante. El zorro se esconde entre los matorrales  y el perro descansa mientras observa pasar la tarde con sabor a manzana asada.
Un sol brillante entre las ramas, que  ya están desnudas y el suelo se cubre de un potente amarillo que recuerda el tiempo en que todo era dorado.
El viento nos susurra que está llegando la noche y aún andamos sin destino. El deseo se congela en una pantalla de un mapa. Te susurro obscenidades y te propongo echar a la suerte nuestra ropa.

Puede que nunca lleguemos a la segunda curva y puede que el frío  de las noches sin luna que se esconde en las hojas de este noviembre de manzana no llegue a tocarnos las puntas de los pies.

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