Ella llama por teléfono, tiene dudas, cuelga. Vuelve a llamar y se muerde la lengua sin querer. La boca sabe a hierro. Cuelga el teléfono No sabe que decir. Esas cosas pasan a veces.
Suena el teléfono; ella esta al lado, acaba de colgarlo y ha sonado. Lo coge, pregunta quién es, pero el teléfono se cuelga después de un profundo silencio. Lo mira y se agarra las rodillas blancas. Entra en pánico. Se quedará ahí al lado, quieta. Tendrá miedo a que vuelva a sonar.
Respira hondo, se lo han dicho en clase de yoga. Coge el teléfono y vuelve a llamar.
657 896 346.
Al otro lado alguien pregunta quién es, se produce un profundo silencio y después cuelga.
No hay comentarios:
Publicar un comentario